LA POESIA Y LA PINTURA, 1626. Francesco Furini. Galería Palatina, Florencia. "La armonía es más fuerte que la luz"

Descripción de cuadros para Guillermo

ISABEL CLARA EUGENIA (de Antonio de Zayas)

Castaño pelo, depejada frente,
pupilas candorosas y serenas,
la infanta niña en las azules venas
hervir la sangre castellana siente.
 
Su cabeza un joyel resplandeciente
corona, y penden fúlgidas cadenas
del cuello augusto que mover apenas
gola de encaje genovés consiente.
 
Bajo el rico brial del gris brocado
palpita un corazón predestinado
a altas empresas y a victorias grandes;
 
y ennoblecen sus cándidos abriles
los enérgicos rasgos varoniles
que orlados fueron de laurel en Flandes.

 


IMAGEN DE LUTO (de Adrienne Rich)


























Mourning picture. Edwin Romanzo Elmer, 1850-1923. Smith College Museum of Art, Massachusetts.

 

Han llevado la silla de caoba y el balancín de caña
bajo el arbusto de lilas
y, oscuramente, mi padre y mi madre se sientan allí, con negras ropas.
Nuestra casa de madera se yergue firme en su colina,
mi muñeca se encuentra en su cochecito de mimbre
mirando al oeste de Massachusetts.
Este fue nuestro mundo.

Podría recrear cada eje de la hierba
sintiendo su aspereza en mis dedos,
dibujar el mapa de cada hoja lila
o la red de venas sobre la mano 
cansada y doliente de mi padre.
Fuera de mi cabeza, media rota,
sigo llenándola de sueños condensados:
sombras, cristales, techos, prados, gotas de rocío.
Bajo el verde opaco de las lilas, a la luz
que talla cada radio del cochecito
y el porche de columnas torneadas,
bajo las altas nubes de principios de verano,
soy Effie, visible e invisible,
recordando y recordada.

Ellos se mudarán de la casa,
regalarán los juguetes y las mascotas,
mudos y rígidos con la pérdida de mi madre 
tomarán  el tren hacia Baptista Corner.
El carrete de seda correrá desnudo.

LA AMARGA VISIÓN DE GINEVRA D'ESTE -PISANELLO- (de Jesús Ponce Cardenas)

Alma casi de una edad agonizante
 Antonio Zayas 


 
Retrato de Ginevra D'Este. Pisanello,Museo del Louvre, Paris






Deja toda esperanza o un leve sopor 
entre las violetas carnosas 
y los dormidos asfódelos. 
Inmersa en un óvalo de claridad enferma, 
observarás tres presagios que surcan 
los senderos del aire imperceptibles. 
Con una brizna de jóvenes perfumes, 
el plisado de una llama moribunda 
circuanda tus nieves cansinas 
como un halo de agua va gestando 
aquellas perlas que en su túmulo 
de nácar sueñan con el rígido  enebro. 
Bajo los cielos fatigados de la tarde darías 
un relámpago de lino, 
cimeras, paramentos, bordaduras, 
lirios a manos llenas 
para ceñir tu cráneo 
entre serenas losas.
La ya tenue sonrisa 
o una leve canción para la muerte.

LA FUENTE -INGRES- (de Vicente Aleixandre)



La fuente. Ingres, 1856. Museo de Orsay, Paris










Sobre la fuente había piedra limpia.
Limpia el agua pasaba.
Había sol y campo. Tu serena
carne se ofrecía
caliente al viento hecho gracia.
Pasé yo por tu lado. Enhiesta estabas,
cántaro a la cadera, a regresar.
Pasé yo por tu lado. Fresco niño,
al detenerme iba. Tú alargaste
tu gesto permanente y me dijiste:
Pero, pasa...

Y pasaba, pasaba largamente, prolongando
bajo tu sombra mi estancia.
Cuando ya mí cuerpo estaba lejos
y junto a tu sombra el agua.

CARMENCITA -Sargent- (de Manuel Machado)




      Esta española yanki, y tan francesa,
que es toda España —para el mundo— tiene
un ardor en los ojos, que le viene
de un corazón de virgen satiresa.

Mística, y tan carnal, sabe de amores
únicos y de espamos indecibles.
Y coloran sus labios los terribles
rojos de las heridas y las flores.

Pasión rugiente duerme en su ancha ojera,
y en el seno magnífico, que exulta,
un gran valor y un miedo milenario...

Puesta la mano en la gentil cadera,
junto de la morena carne oculta
una navaja y un escapulario.




La Carmencita. 
John Singer Sargent, 1890
Musée d'Orsay, París
 

RUEGA A FILIS QUE HAGA MÁS COMUNICABLE SU HERMOSA PRESENCIA (de Diego de Torres Villarroel)



No encubras, Filis mía, tus facciones,
tus ojos apacibles y serenos,
solo en tus perfecciones se echa menos
el no comunicar tus perfecciones.

No ves en las floridas estaciones
las flores en los cuadros más amenos
derramar su hermosura, y dejar llenos
los sentidos rompiendo sus botones.

Tú eres un cuadro que el autor divino
plantó del mundo en el jardín hermoso,
dando al sentido gloria en su pintura.

No escondas, no, tu rostro peregrino,
que le robas al mundo un bien precioso
mira que es bien ajeno la hermosura.





CUADROS DE CASPAR D. FRIEDRICH (de Aurora Saura)




 






















Apenas 
una figura humana 
anónima,
embebida
en la amenaza del mar 
o en los abismos 
de montañas sin límite.

Lo demás es la niebla, 
las voces de la luna,
el incierto color de la mañana 
y del ocaso, 
los árboles desnudos.

Lo demás es silencio, 
es el adiós, la pérdida.